jueves, 7 de agosto de 2008

El deporte

Mañana comienzan los Juegos Olímpicos de Beijing. Me traen recuerdos que no puedo más que compartir con mis amigos.
En el año 1985 visité la China que había dejado encarrilada (nunca mejor dicho: "meter en -un- carril") Mao. El objetivo era recabar de su gobierno el apoyo para Barcelona 92. Lo obtuvimos; a cambio, eso sí, de comprometer el apoyo de España para que se les asignara a ellos la organización de los Juegos del año 2000. Querían convertir ese reto de organizar la edición inicial del siglo XXI en un escaparate donde el mundo viera la China del futuro y en un empeño, a la vez, en que catalizar los esfuerzos de su magno país para alcanzar ambiciosas metas de transformación. Su potencial era y es inmenso: ya entonces, hablando de estrategias de política deportiva para la alta competición, nos dijeron que habían llevado a cabo una especie de "operación altura" y habían descubierto a casi 4.000 individuos con cerca de 2,10 metros de estatura, de los que habían seleccionado a unos 2.000 que tenían en centros de entrenamiento específicos.
China me resultó un país tan fascinante por sus muestras de cultura milenaria como sorprendente por el empeño de modernización al que estaba entregado. No consiguieron la organización de los Juegos para el simbólico 2.000 y creo que ellos mismos desistieron de ella; ahora, sin duda, van a aprovechar la expectación de todos nosotros para dejarnos una muestra de lo que pretenden y de lo que son capaces, incluido, como no podía ser de otra manera, el bajo nivel que en su organización político-social ocupan las libertades individuales. ¿Será ocasión, una vez más, para que millones de personas den su vistobueno a una organización política que, a fuer de eficaz en el logro de objetivos como una correcta y, a ser posible, brillante organización y participación en los Juegos, pospone sine die el avance en los derechos y las libertades individuales y colectivos? Vamos a verlo.
En España tuvimos suerte o supimos hacerlo. Mejor, seguro, las dos cosas. Tuvimos la suerte de que el deporte estatalizado de la Dictadura no lograra nunca una ocasión de escaparate mundial que favoreciera la consolidación engañosa de un modelo en el que primaba la información deportiva sobre la práctica del deporte, el espectáculo de la pelota sobre la educación del cuerpo para favorecer la salud de niños, jóvenes y mayores. Y, cuando la alcanzamos, supimos aprovechar la ocasión de organizar unos Juegos para cambiar los parámetros todos de la organización deportiva española.
La práctica deportiva ha ido quedando, poco a poco, encajada en los diferentes espacios naturales en que se desenvuelve el ciudadano en sus variadas facetas: la educación deportiva, en los niveles de la enseñanza, incluida la Universidad; la práctica deportiva con fines de recreación y de salud, en los establecimientos de las Administraciones más cercanas al ciudadano, en los Ayuntamientos; la competición reglada (o federada, como se quiera), en clubes y federaciones con el apoyo de los poderes públicos pertinentes; y la alta competición, con su carga de representación internacional, en altos niveles de control estatal y ateniéndose a exigencias de planificación y racionalidad tanto científica como económica; y el deporte profesional, con sus propias instancias de organización y reglas. No todo está hecho, pero mucho se ha avanzado.
El azar quiso que me cupiera la suerte de asistir desde muy cerca a pasos decisivos en la gran transformación del deporte español. Es para sentir orgullo saber que la fructífera organización actual del deporte de alta competición español, con su potencial de atractivo y resorte, tiene vinculación histórica, y por tanto de reconocimiento obligado, con la organización democrática de nuestra política, también la deportiva

6 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Pues parece que en Valverde se están pensando en ponerle su nombre a alguna instalación deportiva, supongo que le hará ilusión.

Daniel Romero dijo...

Luz de Gas, te reproduzco lo que escribí en e-mail a Manolo Cayuela con motivo del post que publicó en su blog sobre el tema:
"Tengo que decirte que hubo ya una inicativa municipal (no oficial) para poner mi nombre al pabellón cubierto de la salida hacia Calañas, y que yo pedí, e incluso exigí, que no se llevara a cabo. La razón es bien simple: yo creo que las personas en los cargos públicos lo que hacemos 1º) lo hacemos siempre con dinero de todos, y 2º) no es más que una aproximación a lo que creemos que debe ser (o hacerse), de modo que si acertamos no hacemos más que lo que teníamos que hacer, y si no, la gente tiene toda la razón al corregirnos con su censura o su voto. Es mi opinión sincera. No me gustan las placas de dedicatoria a D. José Bono (que abundan) ni a Francisco Franco (que ya no van quedando) ni a ningún otro. Caso distinto es la muestra de afecto de tu post. Gracias"

Juan Duque Oliva dijo...

Le aplaudo

Doria dijo...

Considero muy interesante tu entrada por la oportunidad del momento y por lo que aporta de información de lo que se ha hecho bien en política en el reciente pasado, en este país.
Más interesante aún cuando se lee desde una tierra -Andalucía- gobernada, tras la dictadura, exclusívamente por socialistas y que en los últimos años nos abruman con tantísima propaganda partidista y muy poca, poquísima información sobre su gestión, en lo bueno y en lo malo -basta ver en estos días cómo se comportan, con la que cae y está por caer-.
En cuanto a lo que respondes a Cayuela y Luz, mi opinión sobre el tema es que ahora que te encuentras disfrutando en "júbilo"
constante, no estaría de más que en tu pueblo que es también el mío se mostraran más generosos en el reconocimiento -explícito- con los que, como tú, han honrado siempre sus orígenes dando ejemplo de aprovechamiento, trabajo, perseverancia y prestigio en los diferentes estadios de su vida.
Un abrazo,
Doria

Lizzard dijo...

Lo tenía pendiente y, como siempre, he disfrutado mucho con tu relato.

En cuanto a que pongan a una instalación tu nombre... hombre, suena demasiado a "estar para el homenaje", asi que pueden esperar que luego no te quejarás y ademas, el merito es el mismo: haber puesto Valverde para mucha gente en el mapa (entre ellos, me inlcuyo ;)

Un abrazo

Daniel Romero dijo...

Estos homenajes sí que me gustan, Lizzard: que la gente a la que quiero no eche el freno a la hora de mostrarme su cariño.
Bueno! También hay otros homenajes, como los que uno puede darse en Albacete, que no desprecio.