lunes, 5 de octubre de 2020

El manifiesto, la necropolítica y un recuerdo

 

 

"En la salud, ustedes mandan pero no saben"

Manifiesto

de 55 sociedades científicas que representamos a más de 170.000 profesionales sanitarios.

1. Acepten, de una vez, que para enfrentarse a esta pandemia las decisiones dominantes deben basarse en la mejor evidencia científica disponible, desligada por completo del continuo enfrentamiento político. 

2. Acepten, de una vez, la necesidad de una respuesta coordinada, equitativa y basada exclusivamente en criterios científicos claros, comunes y transparentes. 

3. Aquí y ahora, la lentitud burocrática en resolver temas legales, técnicos y administrativos sólo consigue agravar las soluciones. Frenen ya tanta discusión y corran a la acción. 

4. Necesitamos un protocolo nacional que, sin perjuicio de actuaciones territoriales diferenciadas, establezca criterios comunes de base exclusivamente científica, sin la menor interferencia ni presión política. 

5. Estos criterios, exclusivamente sobre salud y con pautas comunes de actuación, deben definir normas generales de prevención, manejo de los pacientes afectados, estrategias de rastreo de los contactos y la gestión de los centros socio-sanitarios.

6. Son ustedes, como políticos, quienes además de garantizar el principio de igualdad de todos los españoles en las estrategias preventivas y los recursos sanitarios, deben crear ya una reserva estratégica nacional de material destinado a la prevención y al tratamiento de todos los afectados. 

7. Sólo las autoridades sanitarias, sin ninguna injerencia política, deben ser quienes establezcan las prioridades de actuación con respecto a otras enfermedades, cambios organizativos y previsiones adecuadas a cualquier patología, sea cual sea la edad de los pacientes y su nivel socio-económico. 

8. Hoy, la atención a la salud exige flexibilidad y actualización en el manejo de los recursos sanitarios. Y esto, tan decisivo, sólo se puede gestionar y llevar a cabo desde el profundo conocimiento de las ciencias de la salud unido al verdadero compromiso de incrementar los recursos para investigación, muy inferiores a los de los países de nuestro entorno. 

9. En nombre de más de 47 millones de españoles, ustedes y sus familias incluidos, tenemos que cambiar ya tanta inconsistencia política, profesional y humana. 

10. Las sociedades científicas, en todos los ámbitos de la salud, ofrecemos nuestros conocimientos.  

Dos consideraciones, las dos de orden lingüístico:

         1/ El DRAE dice que manifiesto es un "escrito en que se hace pública declaración de doctrinaspropósitos o programas". Pues bien, sólo el punto 10 me ha parecido propio de un manifiesto: "las sociedades científicas ... ofrecemos nuestros conocimientos".

         2/      Según el mismo DRAE ciencia es un "conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente". Tratándose de sociedades "científicas", me ha extrañado no hallar en ninguno de los puntos del manifiesto un proceder mínimamente científico de observación, razonamiento o estructuración sistemática del comportamiento de gobernantes y, más en general, de políticos (que es en lo que se centran), con el propósito de deducir principios con que promover o combatir conductas (como tocaría en la ciencia moral pertinente) de acción pública.

         El editor de El País debió quedarse de una pieza al leerlo, y para hacer digerible la presentación del documento utilizó este calzador: "Seguramente, el detonante para este escrito es el rifirrafe al que los españoles han asistido casi en directo entre el Gobierno Central y la Comunidad de Madrid para establecer unos umbrales mínimos con los que confinar los municipios más afectados y restringir más aforos y relaciones sociales." No es científico, por lo demás, el tenor del punto 9: en nombre, nada menos, que de "más de 47 millones de españoles".

         Pero sí, somos muchos, efectivamente, los españoles que asistimos preocupados a esta pugna no "entre el Gobierno Central y la Comunidad de Madrid" sino del PP y de su buque insignia en Madrid contra el Gobierno de España. Y esa pugna tiene una base ideológica, programática, de la que es posible escribir científicamente. Es lo que ha hecho en el artículo "Necropolítica" Javier Segura del Pozo, Jefe del Servicio de Prevención, Promoción de la Salud y Salud Ambiental del Instituto de Salud Pública (https://conversacionsobrehistoria.info/2020/10/02/necropolitica/).

         Y acabo dejando constancia de una experiencia personal: la Delegación del Gobierno de España en Castilla-La Mancha está en la Plaza de Zocodover de Toledo, en pleno corazón del casco histórico de la ciudad. Una mañana me avisaron, como Delegado, de que unos operarios habían quitado los dos discos con la señal de "Zona de seguridad" que advertían de la prohibición de aparcar en la fachada principal del edificio. Comprendí enseguida el titular que el mismo día aparecía en las tripas locales de un diario de tirada nacional, y que más o menos decía: "Desde hoy los toledanos podremos aparcar en el Gobierno Civil". Los operarios que habían quitado las señales eran del Ayuntamiento, gobernado entonces por el PP. Solucioné el problema (entonces la amenaza de ETA estaba "científicamente" constatada; lo confirmarían más tarde los papeles de Bidart) con la urgencia y la firmeza que las leyes ponían en mis manos. No hubo pelea, ni se prolongó el rifirrafe. Pero la acción de aquel alcalde estaba basada en la convicción política de que el Estado sólo es legítimo si lo gobiernan los míos. Así se lo habían enseñado o así lo había oído. Es un contexto científicamente demostrable, como prueba este vídeo https://youtu.be/GUy4fwKSLzc




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

         

 

         

 

 

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